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lunes, 3 de agosto de 2009

Viaje hacia Le Puy en Velay


Jueves, 23 de julio de 2006

Crónica por Juan "Tom-Tom"

Logroño-Le Puy en Velay*

Son las 6 de la mañana. En el aparcamiento del Palacio de Deportes llevo ya varios minutos esperando a que llegue alguno de mis compañeros. Los nervios apenas me han dejado dormir. Al poco aparece Jorge, preocupado por lo tanto que le vibra la bicicleta con el peso de las alforjas. Después llega Jesús con la furgoneta que la tarde anterior había recogido –junto con Valero- de la Mercedes y, por último, aparece Diego.

Cargamos las bicis y vamos primero a buscar a Valero que nos espera en la Gasolinera de las Gaunas y después a Víctor en las cercanías de su casa.

Las bicis entran perfectamente sin desmontar ruedas ni alforjas en la estupenda furgoneta que hemos alquilado.

Salvo Jesús y yo, todos los demás han decidido hacer esta ruta con sus bicicletas de doble suspensión.

Nos ponemos en marcha. Al principio conduce Jesús. A su lado Víctor y Valero. En el asiento trasero el resto. Antes de llegar a la frontera se decide qué ruta vamos a hacer para llegar a Le Puy. El viaje se hace cómodo. Al volante se turnan Víctor y Jesús, mientras tanto Valero no pierde detalle de la carretera y va tomando nota de los cruces y pueblos importantes para, al día siguiente, no tener problemas durante su regreso a Logroño.

Paramos para almorzar con la comida que ha traído Diego y tomar un café. Luego más tarde pararemos en un área de servicio de la autopista para comer unos bocatas y, por último, para echar gasolina.

Durante el viaje nuestras miradas no pueden por más que dirigirse, a través de las ventanillas, con cierto temor hacia el paisaje (Pirineos, Macizo Central, etc.) que días después habremos de cruzar.

Llegamos a Le Puy mucho antes de lo que habíamos previsto.

Localizamos el alojamiento (Gîte d´étape des Capucins -www.lescapucins.net-) y nos acomodamos en la habitación, algo pequeña para 6 mocetones. Tanto es así que Jesús en cuanto se movía tapaba la luz y los oscurecía todo, motivo por el cual se ganó para el resto de la ruta el apodo de “Eclipse”.

Salimos a visitar el bonito pueblo de Le Puy con sus calles empedradas y su impresionante Catedral. En una calle muy turística nos metimos en un restaurante para cenar. Algunos se comieron un platazo que es típico en esta ciudad compuesto por lentejas con salchichas.

Nos fuimos pronto a la cama ya que al día siguiente sonaría el despertador a la 6 de la mañana.

Entre sonidos y olores que ya no recordaba desde Portugal nos quedamos dormidos.

* Le Puy en Velay está en la región Auvernia, en Francia, exactamente en el departamento de Alto Loira. Con poco más de 20.000 habitantes y alejada de las grandes vías de circulación francesas, Le Puy es una urbe notable. Allí comienza una de las grandes vías francesas de peregrinación a Compostela, la que pasa por Conques en dirección a Roncesvalles. Es una de las bellas poblaciones francesas, de abundantes reminiscencias medievales jacobeas.

sábado, 1 de agosto de 2009

Domaine de Sauvage – Espalion


Sábado 25 de Julio de 2009

Crónica por Jesus “Eclipse”

Etapa 2


Domaine de Sauvage – Espalion

Distancia: 96Kmt.
Distancia Acumulada: 165Kmt.
Altura Maxima: 1346Mts.
Altura Mínima: 346Mts.
Desnivel acumulado ascendente: 1459Mts.
Desnivel acumulado descendente: 2406Mts.
Tiempo de pedaleo: 07h25m
Tiempo Total de la etapa: 12h17m
IBPindex: 124.00


Localidades de paso: La roche sur Lajo, Le Rouget, Saint Alban sur Limagnole, Grazieres Mages, Chabanes Planes, Les Estrets, Bigose, Aumont Aubrac, La Chaze de Peyre, Labros, Les Quatre Chemins, Finieyrols, Rieutort d’Aubrac, Montaros, Nasbinals, Aubrac, Belvezet, Saint Chely d’Aubrac, Les Cambrassats, Lestrade, La Roziere, Saint Come d’Olt.

Seis en punto de la mañana y suena el despertador después de dormir en una habitación cuanto menos un tanto peculiar. Nos encontramos en un viejo caserío perdido en medio de la nada donde las habitaciones son un tanto austeras a la par que descuidadas, ciertamente nos encontramos perdidos en una casona en medio del monte.

Hoy hemos decidido, naturalmente sin mi apoyo, no desayunar aquí, donde hemos dormido, ya que parece muy difícil conseguir algo para comer y no hay café en la cocina sino que habría que ir a la tienda. Nos preparamos pues sin mas dilación y ya en el primer momento nos damos cuenta de que hoy va a hacer frío, mucho frío. Incluso con perneras y camiseta de manga larga hace bastante rasca.

Empezamos bajando y los paisajes son ciertamente espectaculares, estamos perdidos en medio de la montaña.

Todo es muy bonito pero nuestros estómagos ya se están quejando, o por lo menos el mío, hoy todavía no hemos desayunado y empiezan las discusiones al llegar a Saint Alban sur Limagnole sobre que camino tomar para buscar un sitio donde desayunar, que si seguimos el track, que si nos metemos al pueblo. Finalmente impera la cordura y nos tiramos por el pueblo para buscar viandas, y vaya que si las íbamos a encontrar. La primera parada fue en una pastelería, cada uno con su pastelito, que estaban deliciosos y también pan para desayunar. De ahí a la charcutería y después a la cafetería donde nos tomamos un buen café acompañado por el pan. Cuando parecía que ya habíamos terminado y nos preparábamos para marchar aparece de repente Diego con mas pastelitos para todos, curiosamente nadie estuvo en desacuerdo con su idea, ¡que bien nos cuida!

Ya un poco mas recuperados seguimos para abajo del pueblo donde nos encontramos con uno de los numerosos monumentos en recuerdo de los caídos tanto en la primera guerra mundial como en la segunda, así como unos cañoncitos que algún alemán se debía haber olvidado por allí.

Seguimos mas o menos bajando hasta que nos encontramos con una pareja de chico y chica que venían desde Suiza con la bici o por lo menos eso creí entender yo y se habían conocido en el camino, mientras que nosotros íbamos con nuestras super bicis y super preparados la chica iba tan normalita con unas zapatillas normales y era bastante desmoralizante ver como siempre nos cazaban al ir ellos por carretera y nosotros por los caminos colindantes.

Llegamos a Aumont-Aubrac donde paramos a almorzar el embutido que habíamos comprado al desayunar y también llamamos para reservar albergue aunque sin ningún resultado ya que una vez mas comunicaban los teléfonos.

Tomamos una senda bastante estrecha pero perfectamente ciclable que va por en medio de varios cultivos hasta que salimos a la carretera para subir el puerto del día, hay que llegar hasta Aubrac para buscar algún sitio donde comer y nos resultara mas fácil así. La subida es dura y continua hasta tal punto que me veo en medio del puerto buscando barritas desesperadamente del bajón que me había dado con el esfuerzo y el calor.

Después de superar el puerto bajamos al pueblo donde esperábamos comer y efectivamente, aquí no hay ningún sitio donde podamos comer, el pueblo muy bonito y señorial pero la zona de pinchos no la vimos. Con un pozo de mi gozo digo… seguimos pero esta vez el terreno será favorable, muy favorable, tenemos un bajadón de unos nueve kilómetros por carretera para llegar hasta Saint Chely d’Aubrac donde finalmente encontramos un bar de pueblo que nos sirven el plato del día, comimos bien sin ser abundante pero fue curioso ver como nos servían unos pates con pepinillos, nunca lo hubiera imaginado.

Después de la comida toca subir otra vez para coger la que creo fue la bajada mas impresionante de toda la ruta, pero antes de eso Jorge nos dijo que nos fuéramos solo, iba un pelín tocado y prefería ir tranquilamente a su aire, yo por mi lado le hice caso aunque hubiera preferido esperar un poco mas e ir juntos, de hecho en la super bajada nos recorto mucho terreno.

La bajada, ¿como definir la bajada?... impresionante, mas de diez kilómetros de sendero con un suelo perfecto que aunque tenían piedra no eran exageradas, y en el que goce bastante. Las alforjas me daban mucha sensación de seguridad, ya que en todo momento aseguraban la trayectoria y la bici no se movía de donde yo quería, creo que baje hasta con demasiada seguridad. Estuvimos todos de acuerdo en que fue bestial.

Llegamos a La Roziere y me llaman por teléfono del albergue de Espalion que no llegamos a cenar, que las cenas se terminan a las siete y ya no llegamos. Con este infortunio hacemos los últimos cinco kilómetros hasta Espalion por carretera para llegar cuanto antes al albergue.

Una amabilísima Celine nos informa de que nuestra habitaron esta en el tercer piso, desmontamos bicis y tiramos para arriba con alforjas y demás historietas, según llegamos, aparece abajo Jorge, como quince minutos después de nosotros y encima ha venido por el GR no por la carretera. Nos duchamos y vamos a toda prisa a hacer la compra para cenar. Una vez más de tantas, y para alegría de nuestras panzas, tenemos a Diego entre nosotros que nos prepara unos fantásticos macarrones con pimientos que estaban deliciosos. Para completar el menú y por si estos tragones tenían hambre decidimos coger una pizza para compartir. No sobro nada.

En medio de todo esto Juan nos informa de que ha cambiado los planes para mañana y que vamos a dormir en Decazeville ya que ha sido el sitio donde Celine ha podido reservar; se ha molestado en llamar ella y no nos ha cobrado nada, uno de los sitios donde mejor nos han tratado.

Prontito a la cama que mañana hay que madrugar.

FOTOS AQUÍ

viernes, 31 de julio de 2009

ESPALION-DECAZEVILLE


Domingo 26 de Julio de 2009-12-27


Crónica por Victor “Boss”


Etapa 3



ESPALION-DECAZEVILLE


Distancia: 70Kmt.

Distancia acumulada: 235Kmt.

Altura Máxima: 682Mts.

Altura Mínima: 224Mts.

Desnivel acumulado ascendente: 1506Mts.

Desnivel acumulado descendente: 1641Mts.

Tiempo de pedaleo: 05h 49m

Tiempo Total de la etapa: 10h24m

IBPindex: 114.00


Mientras los demás acaban de desayunar y preparar las bicis, aprovecho para sacar unas fotos de los alrededores de nuestro gîte d'étape.

Después de que Juan le diese tres besos a la guapa Celine (según él es la costumbre Francesa, aunque a los pocos días descubriremos que no) y los demás nos despidiésemos de ella con un saludo, salimos de Espalion por su “pont vieux” del siglo XI (declarado patrimonio de la humanidad) sobre el río Lot continuando las marcas del GR 65 durante unos pocos kilómetros.

Jorge consulta la guía y en el mapa se ve claramente que el GR hace una subida bastante considerable a nuestra izquierda para salir otra vez a la carretera a la altura de Verriéres, así que se decide hacer Truck en vez de Track y continuamos en suave ascenso por la carretera hasta coincidir en el pueblo con el GR65.

Hemos avanzado siempre pegados a la orilla del río Lot y en coincidencia con el llegamos a Estaing un pequeño pueblo medieval pegado a un castillo, considerado como una de las villas más bonitas de Francia, aquí sesión de fotos y untada de crema para protegernos del sol.

A la vez que abandonamos el río comienza una de las subidas duras de la etapa, está asfaltada y se puede avanzar si problemas pero la cuesta de 4,5kilómetros con un desnivel medio del 7,5% se sube con alguna dificultad pero llegamos arriba sin ninguna incidencia (casi llegando al final hay una fuente a la izquierda donde paramos a coger agua).

En la bajada nos equivocamos durante unos metros y tenemos que volver sobre nuestros pasos para colocarnos encima del track, durante aproximadamente otros 10 kilómetros iremos en continuos sube-baja pero en todo momento cogiendo altura hasta los 680mts.

Según la guía del GR65, la bajada a Espeyrac es mejor hacerla por el asfalto si vas en VTT ya que está impracticable, cosa que hacemos con mucho gusto.

Después de un almuerzo a nuestro estilo (bocatas y cervezas) y de enterarnos lo que hace un pájaro de 200 kilos en un árbol (“Eclipse” lo sabe muy bien) volvemos a pedalear y durante unos cuantos kilómetros seguiremos subiendo por la carretera unas veces coincidentes con el track y otras haciendo Truck; incluso la bajada a Conques (uno de los pueblos más bonitos que visitamos) la hacemos por la carretera (muy poco transitada).

Después de ver este precioso pueblo con su excelente Abadía del siglo XI y comernos unas mini pizzas con Coca-Colas decidimos continuar la ruta; bajamos hasta el río Dourdou para una vez atravesado por el puente romano,

enlazar con una carretera estrecha y sin circulación que nos pondrá en el último subidón del día; son otros 5kmt. que con lo que llevamos en las piernas, más el peso de las alforjas se nos hacen durísimos. La hacemos toda por asfalto ya que la parte de subida que va por senda, no es para nada ciclable, además la carreterita no tiene nada de tráfico. Las vistas del pueblo son un privilegio

y todos nos preguntamos cómo es posible que montasen ahí esa inmensa Abadía.

Desde el punto más alto

hasta Decazeville son unos 15kmt llanos o en bajada; hacia la mitad de este último tramo nos paramos a ver una mesa informativa de toda la llanura que se ve a nuestro alrededor. Acabamos el día con una bajada preciosa por una senda totalmente ciclable para llegar a nuestro siguiente gîte d'étape “Les volets bleus”.

Después de ducharnos decidimos salir a cenar al pueblo y acaban convenciéndome de ir a un Chino pensando que podrían ser como en España (no muy caros y con cantidades de sobra), el caso es que después del Chino tuvimos que ir a cenar a un Kebab y con la cartera limpia; así que nos echamos unas risas y nos fuimos a dormir.

El gîte d'étape -“Les volets bleus” está bien, limpio y con un trato agradable, nos acomodaron en una habitación con 6 literas para los 5, pudimos dejar las bicis en un cobertizo y no fue de los más caros; por otra parte Decazeville no merece la pena ya que es un pueblo, en lo que pudimos ver, bastante industrial y con pocas cosas que visitar.

FOTOS AQUÍ

jueves, 30 de julio de 2009

DECAZEVILLE – LIMOGNE EN QUERCY


Lunes 27 de Julio de 2009

Crónica por Diego “Carraspanabike”

Etapa 4


DECAZEVILLE – LIMOGNE EN QUERCY

Distancia: 99Kmt.

Distancia Acumulada: 334Kmt.

Altura Maxima: 415Mts.

Altura Mínima: 144Mts.

Desnivel acumulado ascendente: 1328Mts.

Desnivel acumulado descendente: 1283Mts.

Tiempo de pedaleo: 06h28m

Tiempo Total de la etapa: 11h09m

IBPindex: 97.00

Nos despertamos con un sabor agridulce, probablemente por la cena de ayer en el restaurante chino Le Petit Hong Kong. Después del ritual de preparar las bicis para la etapa de hoy desayunamos tranquilamente en el Gite, donde nos obsequian con una barra de pan con una forma curiosa .

Tras la foto de rigor, comenzamos la etapa que, sin anestesia, nos sorprende con una subida por carretera. El cielo está cubierto de nubes y la mañana está fresca, lo cual se agradece. Tras cruzar el río Lot y ver los restos de lo que fue un puente medieval, llegamos a Livinhac le Haut., con su típico campanario de aguja .

Continuamos por un camino asfaltado que discurre entre un bosque frondoso en el que se alternan los castaños, robles y abedules. El camino es en continuo ascenso hasta la localidad de Montredon, donde añadimos un sello más a nuestras credenciales de peregrino. El cielo sigue nublado, pero empieza a apretar el calor.

Descendemos por un trialera hasta el pueblo de Guirande donde, tras deliberar frente a las ruinas de un antiguo horno, decidimos seguir por carretera para evitar dar uno de tantos rodeos; rodamos por bosques muy verdes para la época del año en que estamos y llegamos a San Félix, donde el GR65 nos lleva por una senda sorprendentemente estrecha por la que da gusto pedalear.

Al salir de nuevo a caminos más anchos, podemos comprobar cómo, en pocos días, hemos pasado de ver construcciones hechas con piedra volcánica y tejados de pizarra a otras construidas en piedra y argamasa con cubiertas de teja.

Pasamos fugazmente por el coqueto pueblo de Saint Jean Mirabel y nos hacemos una foto en un curioso monumento al Tour de Francia. Continuamos subiendo por carretera, caminos y sendas y, a 4,5 km. de Figeac cogemos una senda que nos deja muy cerca de esta localidad. La calle principal que da acceso a Figeac está flanqueada por edificios llenos de encanto. Cruzamos el río Cele y nos dedicamos a deambular por esta bonita ciudad, donde nos encontramos con unos peregrinos que van en burro.

Decidimos que ya es hora de almorzar, por lo que asaltamos el supermarche de rigor (Diego a por el almuerzo, Jesús a por las cervezas y las chuches, Víctor a por el pan y Jorge a por barritas energéticas, mientras Juan vigila las bicis). Como se estaba nublando y se levantó una viento de tormenta nos refugiamos junto a la iglesia. Tras poner en práctica las teorías de Henri Ford sobre la producción en cadena aplicadas a la preparación de bocatas, compruebo con satisfacción que da gusto alimentar a estos chicos: todo les sabe bueno y lo devoran en segundos; bueno, Jorge se toma unos minutitos más y por eso no le da tiempo a echarse un sueñecito. Finalmente la tormenta no fue a más.

Y con la tripa bien llena hacemos lo más apropiado para la situación: un repecho por carretera de más de 150 m. de desnivel. Francia, país donde conviven lo moderno y lo antiguo, no deja de sorprendernos por sus casas y sus monumentos a los caídos en la 1ª y 2ª Guerra Mundial . El ascenso nos deja en Faycelles, donde nos refugiamos a la sombra de un árbol porque a esa hora el calor ya aprieta. El camino continúa alternándose los tramos por caminos asfaltados y sendas que atraviesan frondosos robledales, atravesando parajes de singular belleza.

Rodamos muchos kilómetros sin atravesar ningún pueblo, pero no importa; vamos muy relajados, disfrutando de la ruta, a un ritmo muy tranquilo (nada que ver con los finales de etapa de los domingos), bromeando sobre cualquier cosa y aprovechando cada momento para echar unas risas. Decidimos que la senda por la que estamos rodando es la “senda ideal”: estrecha, sin apenas desnivel, con el firme liso y casi sin piedras, a la sombra de los robles, y atravesando paisajes preciosos y de rincones singulares ).

Al aproximarnos a Cajarc iniciamos un descenso en el que Víctor tiene un pequeño malentendido con unas piedras, pero se salda con sólo unos cuantos rasguños. Este descenso nos deja en las afueras del pueblo, junto al río Lot. Como es la hora de comer nos vamos Jorge y yo a una tienda a comprar y; al ver que tienen platos cocinados, decidimos darnos un homenaje a base de ensaladas variadas, paté y pollo asado. Al vino nos invita el bueno de Juan.

Continuamos camino por la carretera acompañados por un tráfico intenso al principio durante la subida. Continúa la carretera con toboganes por un robledal y finalmente llegamos a Limogne en Quercy, un pueblecito donde nos alojamos en una antigua casona regentada por Mary, una mujer madura pero con una chispa y una vitalidad envidiables, y con un sentido del humor que ya quisieran muchos cómicos.

Después de una buena ducha cenamos en el restaurante Le Vieux Quercy, donde cenamos muy bien y nos reímos hasta hartarnos.

FOTOS AQUÍ