4 de
Agosto de 2014
Día 3:
Fredes-Caro.
Distancia:
56km
Desnivel
+: 1547mt
IBPindex:
125
Crónica por Juan.
El
perfil de la etapa habla por sí solo. Ruta dura con un continuo desgaste físico
pero compensado todo ello por la espectacularidad paisajística del recorrido y,
por qué no decirlo, por la compañía.
El día
comenzó con la ya habitual canción del móvil/despertador de mi compañero de
alcoba.
“Camina, cada paso tuyo a mi me contamina,
mueve las caderas como gelatina,
cintura divina, te comería con pan y mantequilla.
Candela, un par de chupitos de rumiel y vela
Una caja llena con mil primaveras
que vienen, que vuelan,
solo quiero un poquito de tu vida entera,
de tu vida entera.
mueve las caderas como gelatina,
cintura divina, te comería con pan y mantequilla.
Candela, un par de chupitos de rumiel y vela
Una caja llena con mil primaveras
que vienen, que vuelan,
solo quiero un poquito de tu vida entera,
de tu vida entera.
……………….”
Tras la rutina diaria de ducha matinal, cremita para las ingles y el culito, flatulencias varias, baile erótico con la puerta del baño, visita a roca, visita a roca, visita a roca, …., y etc., dimos cuenta de un generoso desayuno.
Como en la etapa que nos disponíamos a comenzar no existe ni el más mínimo núcleo urbano habitado, salvo al inicio y final de la misma, para reponer fuerzas a lo largo del día, nos prepararon en la “Colonia Europa” donde nos alojamos, unos pedazos bocadillos de lomo con queso que no se los saltaba un gitano.
También, obligados por esa falta de pueblos durante el recorrido y, así mismo, por la escasez de fuentes naturales donde repostar debido a la sequía existente en la zona, hicimos un buen aprovisionamiento de agua.
Como tónica general de todos los días, iniciamos la etapa con un breve descenso (1,3 km. hasta Fredes) para, enseguida, afrontar la primera subida del día. En esta ocasión la primera de las prácticamente diez que tuvimos a lo largo de la jornada.
La primera dificultad montañosa la superamos coronando la cumbre del Tossal de los Tres Reyes (cima de 1356 metros de altura, donde confluyen las Comunidades de Aragón, Cataluña y Valencia).
Pistas y sendas se fueron alternando. Descensos rapidísimos con divertidos saltos a modo de cambios de rasante se mezclaron con explosivas subidas y técnicos senderos, algunos imposibles de ciclar.
En la proximidades del Xalet del Rei (refugio al que acudía el rey Alfonso XIII para cazar) realizamos el primer avituallamiento del día.
Unos metros después se puede optar por continuar la ruta por una pista sin ninguna dificultad o adentrarse por un hayedo añadiendo a la ruta desnivel, kilometraje y varias sendas técnicas, algunas de ellas no ciclables.
Sin dudarlo ni un momento nos decidimos por la segunda opción atraídos por el hecho de poder pedalear por el hayedo más meridional de España y de la Europa continental. Además esta opción nos permitiría conocer el Faig Pare (Haya Padre), un haya (Fagus sylvatica) espectacular. Mide unos 25 metros de altura y tiene un perímetro de 4 metros, con una edad estimada en 250 años. Su enorme y enrevesado tronco está repleto de nudos y sus raíces superficiales acentúan su aspecto imponente.
Bonito tramo éste en el que hayas, arces, tilos, tejos,
avellanos, acebos, pinos y bojes campan a sus anchas al amparo de impresionantes
moles calcáreas.
Un espectacular mirador natural fue la excusa perfecta para
hacer la segunda parada día, dando cumplida cuenta de la mitad del bocadillo
que guardábamos para la ocasión.
El cansancio, que ya hacía mella en nuestros cuerpos, iba
ralentizando nuestro pedaleo.
Y así llegamos a nuestro final de etapa en las proximidades
del Monte Caro. Nuestro alojamiento se encontraba en el Hostal-Restaurante Pous
de la Neu. Tras tomar
varias cervezas para reponer líquidos procedimos, posteriormente, al reparto de
habitaciones.
Conocimos allí a un chico de Alicante que estaba realizando
alguna ruta en bici con alforjas y también coincidimos con un catalán, de Olot
(Girona), que viajaba con una furgoneta Mercedes 4x4 (en la que también dormía)
y que llevaba una bicicleta Cannondale eléctrica de 29”.
Nos dejó probar la bici y la opinión de todos fue unánime.
Cuando seamos mayores nos hemos de comprar una. ¡¡¡Eso es un vicio!!!
Tras la opípara cena con un primer plato a base de pasta (a
petición de los comensales) y un segundo plato de diversos productos cárnicos a
la brasa, imposible de terminar, finalizó el día para algunos (Tate y yo). El
resto (Diego, Ramón, Víctor y el de
Alicante) aceptaron la invitación del de Olot y subieron con la furgoneta al
Mont Caro (1442 m.)
para observar desde allí las vistas nocturnas de la zona.
Jornada dura sin que, afortunadamente, tuviésemos que
reseñar ningún incidente físico ni mecánico de importancia; salvo el curso de
mecánica “in situ” con que diariamente nos deleitaba Diego
(este día tocó frenos) y la reparación de un radio por Víctor.
2 comentarios:
Ruta dura y bonita pero solo con un punto de agua en todo el recorrido, menos mal que no nos calentó mucho el sol, y lo mejor, como siempre mis amigos.
Dura si que fue, si....pero cuando llegas a destino, buen sabor de boca nos deja.
Preciosos sitios recorrimos y encima con amigos como dice Victor....
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