Crónica por Victor “The Boss”
Día 1
25 de Julio de 2008 (Sexta-feira)
Distancia: 98Kmt
Acumulado ruta: 98Kmt.
Desnivel acumulado: 1491Mts.
La noche anterior en el reparto de habitaciones nos juntamos en una Diego, Juan y un servidor; en la contigua, los dos restantes (Jesús Delcampo y Jorge); estos dos se fueron juntos para aclarar si el dedo gordo de las manos se llama “dedo prensil” como defendía con argumentos científicos Jesús o dedo Móvil a lo que se aferraba Jorge con argumentos de evolución tecnológica.
Suena el despertador y nos levantamos para darnos cuenta inmediatamente que no hemos cambiado la hora de los móviles y en vez de ser las 07:30 son las 06:30 en Portugal; como somos muy solidarios despertamos a nuestros vecinos para que cambien la hora y no se levanten tan temprano :-)).
Después de un buen desayuno nos encaminamos a preparar las bicis por primera vez; con sus alforjas repletas de todo tipo de cosas (ropa, saco de dormir, colchoneta, cubiertos etc etc) el peso total de las bicis puede llegar a los 25kilos (entre 11 y 13 la bici y entre 10 y 12 alforjas y parrilla); todo esto lo arrastraremos durante 8 días, casi 600kmt y más de 11.000mts de desnivel positivo.
Este primer día el tiempo nos favorece ya que, aunque las previsiones eran de sol y calor, el cielo está cubierto y la temperatura es excelente no sobrepasando los 20º, en estas condiciones abordamos nuestra primera ruta.
Comenzamos en la muralla de Almeida (que lo habíamos visitado el día anterior) y en un principio vamos todos juntos pedaleando y saboreando estos primeros minutos de nuestra gran aventura; avanzamos tranquilos por caminos de tierra en muy buen estado; pasamos los primeros pueblos sin parar y sin ninguna novedad (Aldeia Nova, Ansul, Leonil); en el kilometro 20 nos encontramos con la segunda de las aldeas históricas que visitaremos a lo largo de los días, Castelo Mendo; a lo lejos se ve un pueblo pequeño en medio de la nada, asentado en una pequeña colina desde donde se puede divisar gran parte del valle; llegamos a su entrada y nos encontramos con un pueblo amurallado totalmente, subimos por sus calles empedradas y vacías hasta el punto más alto donde están las ruinas de un castillo y una iglesia antigua; paramos a visitarlas y de paso a comer algo; volvemos por donde habíamos venido y entramos en un pequeño museo de cosas antiguas del lugar; después de salir de la muralla tenemos el primer despiste de la ruta (tendremos muchos más a lo largo de los días); logramos orientarnos de nuevo para poder seguir en un constante sube-baja hasta que llegamos al río Koa; no encontramos el paso y después de dar varias vueltas por la zona vemos unas piedras que sobresalen del río y parecen colocadas precisamente para cruzarlo; llegamos al otro lado como buenamente podemos y al poco tenemos que atravesarlo otra vez, pero ahora sí que encontramos un puente muy curioso por donde hacerlo (puente San Miguel).
Ahora nos encontramos la subida más larga del día; son unos 3kilometros de pista ancha y sin mucho desnivel pero con mucha arena lo que hace mucho más difícil el ascenso hasta la vía del tren; nos reagrupamos para continuar la marcha hasta llegar a Freineda donde paramos a rellenar los bidones.
A partir de aquí y durante al menos 16kilometros avanzaremos por un páramo, pedaleando por pistas totalmente llanas y en perfectas condiciones por lo que, al no tener ningún percance, los kilómetros van pasando con mucha facilidad hasta llegar a Aldeia do Ribeira; la hora es un poco tardía y todavía no hemos comido por lo que intentamos hacerlo en el único restaurante del pueblo, pero no tenemos suerte ya que han agotado las existencias (al menos eso nos dicen) y no nos pueden atender.
En 6kilometros tenemos el siguiente pueblo al que nos dirigimos con los estómagos vacios y sin nada más que barritas en las alforjas; esperando tener mejor suerte llegamos a Rebolosa, entramos al restaurante y preguntamos; aunque no tienen comida se ofrecen a comprar unos chuletones en la carnicería y ponérnoslos; tendremos que esperar un buen rato pero merecerá la pena; aquí descubrimos las cervezas de 33cl a 60 centimos y los chuletones a 8euros; todo un lujo.
Después de llenar “la panza” y charlar durante unos cuantos minutos ya estamos con ganas de continuar pedaleando, cosa que hacemos con mucho interés; pasamos sin detenernos por Alfaiates (con una muralla del castillo en medio del pueblo) y por Souto hasta llegar a Sabugal un pueblo con un castillo en perfectísimo estado y que vemos de lejos; otro pequeño despiste nos hace subir un cuestón y volver a bajarlo para subir otra vez por el lado contrario hasta llegar a Urgueira, el penúltimo núcleo habitado que pasaremos antes de llegar a Sorthela que ya lo tenemos a menos de 9kilometros.
Todo lo que nos queda por subir lo hacemos por “estrada” (carretera) ya que tanto uno de los tracks que llevamos como el libro de ruta nos indican ir por ahí (a la mañana siguiente haremos el recorrido inverso pero esta vez por caminos y pistas).
Fue el pueblo que más me impresionó de todos los que visitamos; una vez dentro del recinto amurallado, todas sus casas, así como sus calles son de piedra, ninguna de las edificaciones que vemos desmerece de la anterior, pero lo que más nos llama la atención a todos es que siendo algo tan diferente y sorprendente sus calles estén totalmente vacías (solo había dos chicas viendo el castillo) sin ningún vecino ni turista en todo Sorthela, solamente un restaurante abierto sin nadie dentro, a excepción de los trabajadores (son cerca de las 21:00). Visitamos el castillo que es una maravilla y está muy bien conservado, pasamos un buen rato disfrutando de las vistas y la tranquilidad que despiden esos muros.
Dentro del recinto no encontramos ni alojamiento ni cena (los del restaurante se han ido a las 21.00 en punto) por lo que salimos a buscar fuera de las muralla; cuando todo parece perdido, Jesús “intendencia” contacta con una mujer que tiene una casa rural y nos la alquila toda por muy buen precio; le damos tanta pena que también nos pone de cenar con lo que tenia congelado en su casa; un festín.
Hemos acabado cansados pero con muchas ganas de continuar mañana con la misma intensidad de hoy.
Ha sido un día muy especial, nuestro primera ruta por Portugal ha sido muy provechosa, visitando varios pueblos con su respectivas ruinas, nos hemos dado cuenta desde este primer momento que los Portugueses son personas muy amables y serviciales, algo que iremos descubriendo en más profundidad a lo largo de las jornadas venideras.
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