Ya aprieta el calor cuando nos ponemos en marcha y descendemos por las calles empedradas de Monsanto. Las indicaciones nos llevan por una calzada de piedra (romana o medieval) que nos llevan a la capilla de San Miguel, aunque nos damos cuenta de que estamos siguiendo el GR12 en lugar del GR22. Tras superar alguna pequeña dificultad continuamos bajando por el GR12 que nos lleva por una trialera rápida hasta Idanha a Velha, donde paramos a visitar los restos romanos, las murallas y un antiguo trujal. Aprovechamos que es la hora para almorzar en el bar del pueblo.
Continuamos por pistas en muy buen estado y nos adentramos en un bosque de eucaliptos muy cerrado y lleno de jara. El calor es muy alto, la resina de la jara se nos pega en los brazos y piernas y la sucesión de cruces es continua, por lo que la posibilidad de perderse es muy alta. Llegamos a Prohença a Velha y en el salón de usos múltiples nos tomamos unas cervezas amenizados por los viejos del pueblo que nos entretienen con sus divertidas historias.
Seguimos por unas pistas que atraviesan un bosque de roble y jara y que alternan bajadas rápidas con duras rampas . Pasamos por Aldeia de Santa Margarida y en el paisaje vuelven a predominar el pino y el eucaliptos, atravesando una zona devastada por el fuego muy recientemente y que todavía huele a humo .En un cruce Juan, que iba por delante, ha continuado por la carretera; decidimos que Jesús siga tras el mientras que el resto continuamos por el GR, lo que nos obliga a subir tres rampas con una pendiente muy elevada. Al llegar a Orca nos dirigimos a un bar, donde damos cuenta de varias cervezas, limonada y el bocata que guardábamos de ayer.
Una vez repuestas las fuerzas, continuamos por campos de olivares y pinos, pasamos Atalaya do Campo y Povoa do Atalaya y seguimos directos hacia Castelo Novo. En la subida hacia el pueblo un pequeño despiste nos llevó al GR do Ferro pero pronto encontramos el GR22.
Al llegar a Castelo Novo, todos nos dispersamos para encontrar alojamiento, cosa que encontramos en la casa rural Casa de Castelo Novo, donde nos dieron de cenar muy bien.
En resumen, tras las dos largas etapas de los primeros días, una etapa sencilla que nos acercaba a la sierra y que nos preparaba para la que, a la postre, fue una de las etapas clave de esta aventura: Castelo Novo – Dornelas do Zezere.
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