Distancia:28 km
Desnivel acumulado: 620mt
IBPindex: 64
Crónica por Diego
Después de las graves complicaciones digestivas de la tarde de ayer, la noche ha sido tranquila. El día amanece con la incertidumbre de si, al menos yo, podremos terminar la ruta. Víctor está bien, Juan, inestable y con chubascos, y yo aparentemente recuperado pero muy debilitado por todos los alimentos y líquidos perdidos durante la tarde de ayer.
Tras repasar el roadbook improvisado que prepararon Juan y Víctor ayer para acortar la etapa de hoy, salimos de Prioro en dirección Tejerina, desviándonos enseguida para continuar por la cañada r eal que nos llevará en fuerte ascenso entre magníficos ejemplares de roble hasta el collado de los Carros, donde enlazamos con la ruta ofi cial.
Continuamos hasta el p ueblo de La Red de Valdetuéjar, pequeño pueblo situado a 1300 m. de altitud. Aquí nos volvemos a desviar del trazado para bajar por carretera hasta el Santuario de la Velilla, siguiente Punto de Control. Allí nos encontramos con el trío catalán, con quienes nos hacemos una foto. Después de descansar un rato, visitamos el santuario, ubicado en pleno camino de Santiago, con un “camarín”
mucho más bonito que la propia iglesia.
Al salir, nos desviamos nuevamente del trazado porque mis fuerzas, sin comer nada más que un poco de glucosa desde el desayuno de ayer, ya están muy mermadas. Iniciamos el segundo y último ascenso del día, más llevadero, hasta llegar al Collado de El Campurrial, un paraje en medio de un inmenso robledal flanqueado por un pico rocoso. Allí nos quedamos disfrutando de la belleza del paisaje, de la tranquilidad del entorno, de la satisfacción de saber que, tras las penurias vividas, sólo quedan unos km de suave descenso para alcanzar la meta. Esta es la etapa más corta de las cuatro, pero la estamos disfrutando mucho, no sólo porque discurre por parajes de gran belleza, sino porque vamos muy tranquilos (más incluso que en las tres etapas anteriores), disfrutando cada momento, y quedando la bici como algo totalmente secundario. Como bien dijo Juan, “es la etapa más entrañable”.
Después de un buen rato, iniciamos el descenso tranquilos, parando a ver un rebeco que nos observa desde lo alto de un risco. Al poco rato, al ir a parar para hacer una foto, dos lugareños de aspecto amenazante, caminando a cuatro patas y gritando en un dialecto extraño que sonaba algo así como GUAU, GUAU, nos obligan a salir pitando, sin mayores consecuencias.
Seguimos bajando hasta alcanzar una carretera secundaria, desde la que salimos a la carretera principal que nos llevará a Cistierna. Una vez en Cistierna lavamos las bicis y llegamos al hotel, punto del que partimos hace cuatro días, donde nos damos una buena ducha. Después de comer vamos a la sede de Pedales de León para comentar con Eduardo detalles de la ruta, advertirle del riesgo del agua de Portilla de la Sierra convencidos de que éste es el origen de los trastornos gastrointestinales padecidos.
Tras hacernos una foto con el maillot de Pedales de León, premio al esfuerzo de estros cuatro días, y otra vestidos de paisano, nos despedimos de esta bonita aventura llena de anécdotas, penurias, alegrías, dolor y, sobretodo, AMISTAD.
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