jueves, 16 de agosto de 2012

ZONA ZERO-Ruta 4-Miradores de Ainsa y Morillo


01 de agosto de 2012

Distancia: 20km

Desnivel acumulado 618mt

IBPindex: 69




Crónica por Diego

La quedada de hoy sí que es a una hora temprana: a las 6 de la mañana aparece delante de mi casa Ramón con el resto del grupo. Enganchamos el carro con las bicis, metemos mi equipaje y salimos rumbo a Ainsa.

El viaje transcurre sin más incidentes que los habituales comentarios jocosos de Juan, la pericia de Vitín utilizando el Via-T, la eficacia de Ramón al volante, las siempre rebuscadas preguntas de Tate y mi lucha constante para vencer al sueño.

Llegamos a Ainsa a eso de las 10 y media y, tras cambiarnos de ropa, iniciamos la ruta prevista para hoy a las 11, con mucha pereza y pocas ganas debido al intenso calor que hacía y que invitaba más a darnos un baño que a coger nuestras burras y ponernos a pedalear.

Para este día habíamos elegido una ruta corta de las organizadas por Zona Zero: la ruta 4 Miradores de Ainsa y  Morillo. Abandonamos el pueblo por el sur e inmediatamente cogemos un camino encementado que sube en fuerte pendiente hacia Sierra Cotón. La subida es muy exigente y supone un gran esfuerzo para las piernas aún frías (es un decir, ya que la temperatura sobrepasaba los 30 grados a esas horas).
 

Poco a poco el camino empieza a estar algo roto y comienzan a aparecer piedras sueltas y raíces que hacen más penoso el ascenso. Una parada en el camino nos permite ver un zorro y admirar el vuelo de una pareja de alimoches. Tras continuar, una raíz hace que uno de nuestros rookies en materia endurera tenga una caída tan tonta como aparatosa pero sin consecuencias. El camino se torna en senda tras optar por la variante que sube hasta la cima del Cerro Cotón, y la fuerte pendiente y la presencia de piedras sueltas, lascas, margas y algún que otro escalón hace que los rookies hagan algunos pasos difíciles caminando. Es una subida muy dura que exige una buena forma física y algo de técnica para poder superar sin desmontar algunos de los pasos.

El esfuerzo tiene una merecida recompensa cuando alcanzamos la cima del cerro, ya que las vistas sobre el Embalse de Mediano (bastante vacío debido al seco invierno de este año) son espectaculares. Desde esta atalaya tenemos una vista completa de la Peña Montañesa, objetivo de nuestra ruta para el día 3, que tiene una presencia imponente.

En este momento Tate se da cuenta de que no lleva la cámara de fotos y decide volver sobre sus pasos (los suyos, que el había hecho tramos caminando, no los nuestros que habíamos subido todo montados en la bici) a buscarla; el otro rookie, Juan, decide acompañarle para no dejarle sólo. Esta es la versión oficial: Víctor, Ramón y yo estamos convencidos de que escondieron la cámara en la mochila para poder tener una excusa y no hacer la variante que estaba catalogada como  Muy Difícil. Así que bajaron por la senda y, una vez “recuperada” la cámara, siguieron por la ruta normal hasta el cruce donde nos encontraríamos de nuevo.

Nosotros tres seguimos por la senda que cumbrea por el cerro en la que se alternaban el llaneo, pequeñas bajadas y duras subidas por un terreno algo roto a veces. Y llegamos hasta el pueblo en ruinas de Tou, del que sólo quedan en pie tres paredes de la torre de su iglesia. A partir de aquí la senda inicia un descenso hasta Morillo de Tou que se va complicando poco a poco, más si cabe por lo seco que está el terreno y que hace que haya mucha piedra suelta. El último tramo, ya con nuestros dos amigos a la vista esperándonos en el camino, es un poco heavy y nos exige mucha concentración, pero todos lo superamos con éxito.


Una vez reagrupados, paramos en el camping de Morillo de Tou a refrescarnos del asfixiante calor (ya superábamos los 35 grados a la sombra) y a comer algo, que el desayuno de las 5 de la mañana había pasado a la historia hacía tiempo.


Tras el pequeño refrigerio, iniciamos la segunda ascensión de la ruta hacia la Sierra de Partara por un camino muy seco que discurre entre carrascas y algún pino. Igual que en la primera parte de la ruta, el camino se torna en una senda dura que nos vuelve a exigir un gran esfuerzo, igualmente incrementado por el agobiante calor: 37 grados a la sombra y 41 de máxima que llegaron a marcar los cuentakilómetros. Como bien decía Victor, a él le daba igual la temperatura a la sombra, él estaba al sol!!

La última parte del ascenso es por una senda que igualmente discurre entre carrascas hasta llegar a la pared rocosa de la peña. A partir de aquí comienza una divertidísima bajada por una senda muy noble y rápida que atraviesa un pinar y en la que gozamos trazando curvas enlazadas, tomando curvas de 180º, superando algún paso algo más técnico pero sin dificultad y dejando rodar la bici. Casi 2 km. de puro placer que finalizan en una rampa de unos diez metros que nos deja en la orilla del río Ena, convertido a estas alturas del año en unas pozas de agua remansada alimentadas por un escaso hilo de agua.

Nos bastó una mirada de complicidad para decidirnos por darnos un merecido baño y aplacar así el sofocante calor que hacía a las 2 de la tarde. Así que nos metimos en el río cuyo fondo estaba cubierto por una capa de lodo de más de 20 cm. de espesor y que al ser removida enturbió inmediatamente el agua, convirtiendo en unos minutos unas pozas de agua muy limpia en una charca de hipopótamos en la que hicimos muchas fotos y muchas más risas.

Después de este descanso, volvimos a lo nuestro y tras cruzar el río en el que acabábamos de bañarnos llaneamos por una carretera que rápidamente nos dejó en Ainsa.


Una ruta corta, de apenas 19 km. que solventamos en 2:15 de pedaleo y 4:00 de tiempo total que nos permitió tomar contacto con esta zona, tan castigada por la sequía de este año, pero tan impresionante y con una belleza salvaje. Ruta muy exigente físicamente en general y técnicamente en algunos tramos que nos dejó un buen sabor de boca y las ganas de afrontar la ruta del día siguiente.
  

  FOTOS AQUI:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena crónica Diego y las fotos soberbias, mucha enviada me dais...El Pe