Prólogo por Juan
Del 1 al 4 de agosto de 2011
Diego, Víctor y Juan.
Prólogo.
Dicen que algunos sueños se cumplen convirtiéndose en realidad. Pero solo algunos.
En efecto, y digo esto porque si alguna vez has soñado con que entras a una tienda a comprarte un ajustado traje de baño y, en un momento dado, se introduce en tu probador la joven y bella dependienta para comprobar que la talla es la correcta y la prenda te queda como un guante, provocando en ti, su presencia y cercanía, una hinchazón que ella misma se encargará allí mismo de aplacar; pues es muy posible que esto no te ocurra nunca en la realidad.
Pero si, por el contrario, sueñas con realizar algún día un ruta de varios días en BTT, acompañado por tus amigos, a través de caminos, sendas y pistas forestales que surcan bosques y praderas, en un marco natural incomparable como los Picos de Europa, rodeado de impresionantes montañas y, lo que es mejor, sin tener que transportar las pesadas alforjas, esto es más probable que sí se cumpla, porque todo esto, y mucho más, ofrece Pedales de León: Una ruta circular en BTT, con inicio y final en la localidad de Cistierna, de más de 220 kilómetros y 6000 metros de desnivel que nos conducirá, a través de pistas forestales y caminos, al centro de la Cordillera Cantábrica.
Y yo esto alguna vez lo había soñado. Bueno, y lo otro, a decir verdad, también.
Total que para hacer realidad este sueño (el betetero, no el erótico) me acompañan dos buenos amigos: Víctor y Diego. No, no se trata de aquella pareja de cantantes
que a mediados de la década de los setenta nos deleitaron con canciones como: “A volar”, “El parque” o “La mujer de cristal”, por poner unos ejemplos. No, me refiero a Victor “Boss” y Diego “Carraspana”.
Lamentablemente en esta ocasión no vienen los otros dos compañeros asiduos a estas aventuras. El uno está a punto de estrenar paternidad, y el otro se hizo el sueco y decidió realizar otra ruta, por territorio escandinavo, más a su estilo, en compañía de un amigo sin prisas, pedaleando algunos días en soledad y durmiendo, también algún que otro día, bajo el techo del hotel de las mil y una estrellas.
Y así los tres, -Víctor, Diego y yo- nos desplazamos en coche hasta Cistierna para iniciar esta aventura por la montaña oriental leonesa, no sin antes realizar una parada turística y gastronómica en Sahagún.
Nos personamos en la oficina que Pedales de León tiene en la mencionada población leonesa. Allí Eduardo, el responsable de la oficina, nos entregó a cada uno el libro de ruta, un soporte de road book para el manillar y un mapa del recorrido. También nos informó sobre algunas especies de animales que habitan en la zona, tales como el urogallo, el oso, el rebeco, etc. y nos dio instrucciones sobre algunas prohibiciones y normas para transitar dentro del Parque Nacional de Picos de Europa. Y por último nos metió el miedo en el cuerpo hablándonos sobre la dureza (que no peligrosidad) de la ruta. Diego y yo, que no estamos federados, optamos por contratar un seguro de accidentes para “porsia”.
Y mientras que la luz del sol perdía su intensidad a medida que la luna recobraba la suya, en nuestras cabezas se acumulaban inquietantes preguntas: ¿Seremos capaces de completar, sanos y salvos, la ruta?; ¿presentará una vez más Ramón García las campanadas de Nochevieja?; ¿Sobrepasará la barrera de los 400 la prima de riesgo?; ¿se cumplirán los desalentadores pronósticos de lluvia para el martes?; y, sobre todo, ¿encontrará Frijolito a su padre?
Las respuestas a todas estas preguntas y a algunas más, posiblemente serán desveladas en las siguientes crónicas de mis compañeros.
Yo, por mi parte, me despido hasta el Epi-logo.
1 comentario:
Juan, ¿de verdad que nunca te ha pasado lo del vestuario y la dependienta?. Serás el único. Tu siempre tan pardillo. ¿o es que te haces el sueco, como yo?
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