miércoles, 29 de julio de 2009

LIMOGNE EN QUERCY – LAUZERTE


Martes 28 de Julio de 2009

Crónica por Jorge “Abuelo Cebolleta”

Etapa 5

LIMOGNE EN QUERCY – LAUZERTE

Distancia: 92Kmt.

Distancia Acumulada: 426Kmt.

Altura Maxima: 348Mts.

Altura Mínima: 121Mts.

Desnivel acumulado ascendente: 1235Mts.

Desnivel acumulado descendente: 1398Mts.

Tiempo de pedaleo: 07h 24m

Tiempo Total de la etapa: 11h54m

IBPindex: 85.00

Nota del autor: Hace tanto tiempo que lo escribí, que no recuerdo nada, así que me dedico a transcribir tal cual las notas que tomé entonces.

Otra vez a las 6,30 arriba.

El cuerpo machacado, cada dia un poquito mas. Nos vestimos rutinariamente y a desayunar. Buen desayuno, pero toca fregar. Compartimos mesa con dos mujeres y un hombre. Juan dice que una de ellas es una monja, y si él lo dice, será verdad, que de mujeres entiende un rato.

Salida a las 8,20.

El pueblo no tiene nada que ver. Salimos por un sendero dando un rodeo. Seguimos todo el GR, que va por sendas y caminos entre robles. Bonitos y divertidos. Pasamos junto a Varaire, sin entrar, y continuamos por pistas y caminos entre bosques tupidos, fáciles de andar aunque pedregosos. Es una antigua calzada romana que cruza todo el robledal en línea casi recta, dirección ONO.

Después de un descenso en mal estado por las piedras movidas de la calzada salimos a una carreterita. Hay una señora en el cruce, de una asociación cuyos datos son:

Association ARMOY

17 rue du Jour

75001 Paris

Site Internet: http://armoy.asso.fr

Email: armoy.ialbenque@yahoo.fr

La señora ofrece bebidas y pastas a los peregrinos, a cambio de la voluntad. Hay una peregrina, y se sorprende, como todos, de que vayamos en bici. Nos hace una foto para colgarla en Internet y pide que firmemos en su libro de paso. Todos los peregrinos que nos preceden son extranjeros (belgas, alemanes, etc) todos a pié. Nadie en bici. Este camino que estamos haciendo está poco transitado no mas de 20 personas por día, y todos andando. Algo impensable a finales de julio en la parte española del camino francés, donde yendo en bici siempre seriamos los últimos en llegar y en preferencia. Sin embargo aquí no hemos tenido problemas de alojamiento ni de avituallamiento.

Un poco de subida por camino pedregoso y una bajadita peligrosa hasta Flaujac. Subimos un poco más hasta la carretera D6 y nos despistamos. Aparecemos en la D22. Por no retroceder seguimos por asfalto los 5 kms que nos quedan a Cahors. Hemos visto menos peregrinos que días anteriores.

En Cahors hace un calor asfixiante. Intentamos comprar aceite lubricante en una tienda de bicis y no nos atienden. ¡¡Claro, son las 11,58, hora de cerrar!!. Compramos comida en un supermarché Casino, discutiendo si será almuerzo o comida fuerte. Nos sentamos en unas escaleras que hay en un costado del edificio, como unos indigentes cualesquiera, y damos buena cuenta de todo. Al final ha sido comida.

El calor va a más, y con la tripa llena nos dirigimos, bordeando el río por un agradable paseo, al Pont Valentre, Patrimonio de la Humanidad y uno de los hitos mas importantes del camino. La verdad, es precioso. Muchos años de historia bajo nuestras ruedas. Hacemos fotos y nos vamos haciendo a la idea del repechón de varios kms y fuerte desnivel que nos queda por carreterita local hasta la Croix Magne (el sendero sube por una zona de escalones impracticables para la bici).

Cada uno a su ritmo. Arriba me esperan, como siempre. Tras retomar arriba el camino, descendemos brevemente por asfalto y pasamos debajo de la N20 para comenzar de nuevo a subir por pista pedregosa. El camino, y la ruta en general, es un continuo sube-baja, las primeras etapas en el Macizo Central de largos puertos y éstas de más cortas pero continuas subidas. Tras pasar el barrio de les Mathieux se llega a una gîte d’etape con piscina y da tentación de quedarse, porque hace unos 40º. De los 5 mosqueteros, dos iban por delante y se pasan el cruce y todo lo pasable (¡¡que prisas!!). A tirar de móvil y a esperar a que bajen.

Los señores del albergue muy amables. Hablamos un rato sobre el camino y los discapacitados. Se dedican fundamentalmente a discapacitados físicos y psíquicos, a facilitarles el viaje, transportándolos en unas sillas o camillas especiales en su peregrinaje hasta Santiago. Es sobrecogedor ver algunas de las fotos, del coraje que le echan para llegar hasta Compostela. ¡¡¡Y nos quejamos nosotros!!!.

A pesar de la buena acogida, del ofrecimiento de la piscina y de las instalaciones, de ser la 3 de la tarde, mas de 40 º a la sombra, “como semos asín”, pues preferimos continuar.

Tras una bajada un tanto peligrosa, de la que ya nos habían advertido, llegamos a la carretera. Cruzamos un arroyo, y tras una visita generalizada a la toilete, de nuevo subida en mal estado, con el piso lleno de piedras sueltas y gordas. Arriba paramos a comer un plátano, apretados bajo la sombra de un arbusto. Se llega a Labastide-Marnhac. Dejamos el desvío a Hospitalets y seguimos por pistas ondulantes y agradables por las que se disfruta, hasta Las Cabanes, siendo esta la parte más suave de toda la etapa.

Tomamos una Coca-cola en la gîte, que es acogedora y está situada en un bonito lugar a las afueras de la población, pero no hay nadie. El siguiente repecho no lo hacemos por el GR, que es difícil, vamos por una pista asfaltada de muy fuerte pendiente.

Cerca de Montcup hay dos opciones, entrar al pueblo, que no tiene nada especial, bajando y volviendo a subir , o hacer la variante acortando directamente. Estamos cansados, hacemos la segunda.

Antes de llegar a Bonal hay una preciosa bajada por sendero. Para los amantes empedernidos de las sendas o singletracks , como es mi caso, esto es el paraíso. Algunas de las que hemos pasado son perfectas, tanto de subida como de bajada. La pena es ir cargado con las mochilas, aún así no me corto bajando y disfruto una barbaridad. Al comenzar a subir rompo un radio en la rueda trasera, el 2º. Lo arreglaré a la tarde. Pasamos por una finca de maíz encharcada, el único barrizal que nos hemos encontrado en todo el viaje. De nuevo se vuelve a subir (y van…) bordeando Montlauzun, un pueblecito de postal, en lo alto de una colina puntiaguda.

Cruzamos la carretera y nos ponemos a ascender por un sendero que se empina cada vez más. Nos metemos en un bosquete y el camino se hace impracticable. Encontramos a dos peregrinas a pie japonesas (alucinan al vernos llegar). Al final tras discutir un poco nos damos la vuelta, que a estas alturas de la etapa no nos apetece empujar la bici durante no sabemos cuanto tiempo ni por donde.

Bajamos 5 kms por carretera hacia Lauzerte, y ¡¡¡como no!!!, el pueblo está en un alto.

Hay que subir otros 2 duros kms. Bonito pueblo con plaza porticada. Buscamos el albergue y no lo encontramos. Tras idas y venidas, preguntas y discusiones, de vuelta para abajo, el albergue está en la mitad de la subida.

La primera impresión es preocupante. El albergue está a medio hacer, por el exterior está todo lleno de escombro y las paredes sin recubrir. Está empezando a anochecer y no estamos seguros de que allí se pueda dormir. Sin embargo, al entrar dentro vemos que está muy bien, a falta de pequeños detalles. Se lo están haciendo ellos y van poco a poco. Es una gente muy maja.

Al llegar al albergue, lo de siempre, cada uno a su rollo, duchas, equipaje, revisar bicis, etc. Diego se pone a cocinar y yo me salgo a una mesa que hay afuera para escribir estas notas para la crónica. Comparto con un señor flaco de barbas, tipo Quijote, que va en burro y acompañado de una señorita rubia, también con su burro. Ella parece bastante más joven y de mejor ver que él. Algún encanto oculto tendrá el señor, aparte de tocar la guitarra bastante bien, con la que me estuvo deleitando durante un rato.

Acaban saliendo todos y, Diego que ve la guitarra, no se puede reprimir y se la pide. Nos toca unas cancioncitas que a Juan le hacen saltar las lagrimitas.

Diego se pone el disfraz de chef y prepara unos exquisitos tomates en ensalada, con aceite de oliva, como debe ser, y unos espaguetis carbonara. Fantásticos.

Jesús y Victor se meten un poco en internete, que si mensajes, que si que tiempo va a hacer, que si las noticias.

Cenamos y a la cama. Compartimos una habitación que está bastante bien, pero en la que pasé una de las peores noches de mi vida. Pensaba que no la contaba. Quizás comí demasiados espaguetis.

Por fin amanece. Un día más nos espera. Menos mal.

FOTOS AQUÍ

1 comentario:

Anónimo dijo...

Olvidé decir que en esta etapa encontramos el arrendajo, tipico pajaro de bosque con peculiar canto-graznido (Grzzaa, Grzzaa, Grzzaa,..) y que fué nuestro grito de guerra, Al igual que lo fué el uhh,uhhh, del buho portugués. Esta memoria, me va fatal. Solo me acuerdo de las batallitas de la guerra.

El abuelo Cebolleta